
ALMA
SANDOVAL
ALMA SANDOVAL
México, 1975.
Periodista, poeta, narradora, ensayista, mediadora de lectura y profesora morelense nacida en Zacatepec, Morelos. Creció en Jojutla. Estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y de la Escuela de Escritores de la Sogem. Magíster cum laude en Literatura Latinoamericana por la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Cuenta, también, con las maestrías en Periodismo Político (EPCSG) y Ética y Construcción Social por la Universidad de Deusto, Bilbao. Es Doctora en Literatura por el CIDHEM. Ha obtenido becas del FOECA y del FONCA en 1999 y 2001. En 2010, la Beca de Creadores e Intérpretes con trayectoria del PECDA. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo AMMPE, en 2011, y los Juegos Florales de Cuernavaca, Morelos, en 2012. En 2013, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano. Ganadora del Premio Nacional de Narrativa Dolores Castro 2015 y de los primeros Juegos Florales de Tepic, Nayarit, 2015, en Poesía. Fue reconocida con el premio Profesor Inspirador 2016 del ITESM. Beca del PECDA para Creadores con Trayectoria en 2018. Seleccionada internacional en residencia de Artes y Humanidades, Faber, en Cataluña. Ganadora del Premio al Mérito Periodístico 2019, del Premio Nacional de Poesía María Elena Solórzano 2019. Su libro, Necroescritura de los días muy vivos, ganó la convocatoria de obra inédita 2019 de la Secretaría de Cultura de Morelos. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Dolores Castro 2023. Mención de honor en el Concurso Internacional de Poesía Ana María Iza 2025.
Sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, ruso, catalán, italiano, francés y rumano. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México desde el año 2020.
Hay quien saca hombres del lodo
Hay quien abre la tierra
buscando el nido verdadero
donde dejar salir sus plumas.
Hay quien arroja semillas
de sensuales jacarandas
con tal de no escribir un epitafio.
Hay quien entierra un cuchillo
o su menstruo para ahuyentar la lluvia.
Hay quien deja oro sucio y caracoles blancos
en un cofre con papeles prohibidos.
Hay quien quema la columna de un pescado
y esconde una llave ensangrentada.
Quien sepulta un cáliz.
Hay quien dice que el campo es para eso,
para que el tiempo no encuentre lo que ha sido.
